Cuando la fe se usa para herir: homofobia, xenofobia y un gesto que sí fue cristiano.

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cristianxsqueer.com

12/16/2025

A las afueras de una iglesia en México, una pareja de chicos gays fue increpada por una mujer que los roció con agua bendita, los acusó de cometer “actos inmorales” y les exigió que se marcharan.


Además de homofobia, la mujer expresó comentarios xenófobos, señalándolos como extranjeros que “vienen a corromper a la juventud”.

La actitud de esta mujer no representa el corazón del Evangelio.
Representa ese radicalismo religioso fariseo que, a lo largo de la historia, ha causado heridas profundas, exclusiones, miedos y culpas… especialmente en personas LGTBIQ+ y en personas migrantes.

Y sin embargo, en medio de ese escenario, el Evangelio se hace carne.

Un religioso de la orden del Carmelo sale en defensa de los chicos.
Acompaña. Protege. Da la cara.
Y por eso mismo la mujer lo descalifica: “Aquí hay uno que se dice carmelita y los está defendiendo”.

Ahí está el contraste.
Ahí está la diferencia entre religiosidad farisea y espiritualidad auténtica.

Jesús nunca actuó como esa mujer. Jamás. Jesús no roció agua para expulsar, sino que tocó para sanar. No señaló con el dedo, sino que se sentó a la mesa.

  • Jesús defendió a la mujer a punto de ser apedreada.

  • Se hospedó en la casa de Zaqueo, quien era visto como corrupto.

  • Tocó a "leprosos" y "endemoniados", quienes eran considerados impuros.

  • Dejó que la mujer con flujo de sangre lo tocara.

  • Habló con la samaritana a la que nadie hablaba.

  • Y nos contó una parábola donde el verdadero prójimo fue el samaritano, el extranjero, el mal visto, el despreciado.

Este video es, tristemente, una parábola del Buen Samaritano de nuestro tiempo.

Y la pregunta es inevitable: "Si Jesús estuviera hoy ahí…

  • ¿De qué lado estaría?

  • ¿Cómo miraría a esos chicos?

  • ¿Y qué palabras tendría para esa mujer?

Nosotres lo tenemos claro.

Como Comunidad Cristiana Queer, afirmamos con esperanza y con fe:

  • Dios no rechaza cuerpos ni amores.

  • El Evangelio no expulsa: abraza.

  • La gracia no humilla: restaura.

Seguiremos alzando la voz contra la LGTBIQ+fobia, contra la xenofobia y contra toda violencia espiritual.
Y seguiremos anunciando, con ternura y convicción, que el amor de Cristo no tiene armarios, ni fronteras, ni muros.

Porque donde hay defensa del prójimo, ahí está Dios.
Porque donde hay acogida, ahí late el Evangelio.